Esta noche he escuchado el Faro
con la nostalgia de Hablar por hablar.
Recordé mis noches de penas
escuchando las penas ajenas
y casi me dio por llorar.
Han pasado las noches de insomnio
y no quiero volver a llorar.
La vida es más que mirar al Faro.
Hay que vivir y dejar de escuchar.
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